Miguel Justiniano (34), es un artesano de la zona rural de Coronel Moldes que debido a la pandemia tuvo que reinventarse cuando en enero del 2020 su producción se vio paralizada. En sus palabras:
“Vendía mis artesanías a un intermediario de Buenos Aires, pero a causa del Covid 19 no se podían realizar envíos y tuve que parar con mi trabajo”
Habiendo perdido su principal fuente de ingresos, un vecino le pidió un mate y fue cuando decidió dedicarse a la fabricación de mates personalizados. Según explicó Justiniano se trata de mates de algarrobo, una madera noble y resistente:
“El revestimiento lo trabajo forjando alpaca y bronce, a los que moldeo diversos motivos con relieve. También les realizo aplicaciones de asta y madera. La gente me pide que le grabe sus nombres, frases, dibujos especiales, escudos, etc. De acuerdo a la complejidad del mate, los precios varían entre 1.600 y 3.000 pesos”
Los mates del artesano y también analista en sistemas, llegan a Salta Capital, Buenos Aires, Santa Cruz, Río Negro, Córdoba, entre otras provincias, y a varias ciudades de los Estados Unidos. En una vidriera cercana a la Casa Blanca, puede apreciarse una colección de los mates salteños. Esto fue posible gracias a su talento y a la creación de su página «Guanaquito Moldes» creada en pleno confinamiento.
Según Carmen, una salvadoreña que vive en EE.UU.
“La calidad sorprende a los argentinos que llegan a Malbec Boutique, un restaurante en el corazón de Washington DC, especializado en comidas y vinos argentinos, donde se exponen los mates de Miguel”.
Según expuso un portal salteño:
«El mate es una artesanía valorada por los extranjeros como artículo exótico, pero que fundamentalmente arranca añoranzas a los argentinos en el exterior. Por su calidad, los trabajos de Miguel llegaron a Malbec Boutique, un restaurante situado en el centro Washington DC, especializado en comidas y vinos argentinos».
Fuente: El Tribuno.