La pospandemia obligará al Estado a priorizar la salud y otros aspectos por sobre las PASO.
La República Argentina, como el resto del mundo, se encuentra perjudicada por la pandemia del Covid-19, que lamentablemente, afecta seriamente lo sanitario y económico, con lo cual se prevé escenarios complejos para todos los ciudadanos.
Sabemos que la salud pública es tema prioritario en la agenda política pero no se pueden negar las graves consecuencias socioeconómicas que trae aparejada dicha situación de crisis, que quizás termina siendo más letal que la propia enfermedad de la que tanto nos estamos cuidando.
Hoy la actividad económica se encuentra paralizada y con una gran contracción de la producción, que genera recesión y desempleo.
El Gobierno Nacional, encabezado por Alberto Fernández, ha impuesto ciertas medidas y restricciones para el sector privado, aduciendo el término de la «nueva normalidad». Entra otras, restringir la capacidad de atención de clientes, reducción horaria, implementar protocolos sanitarios y medidas de higiene, que implican costos; todas ellas, atentan contra la propia rentabilidad y sostenibilidad del negocio o emprendimiento.
La «nueva normalidad» también debiera ser para el sector público, específicamente la clase política. Aquellos a los que, ante esta situación, exigimos que el esfuerzo sea compartido, consideramos oportuno por esta crisis y por las falencias evidenciadas por la aplicación de la Ley N°26.571, que establece las normas para la realización de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, sancionada el 2009, «dejar sin efecto las PASO» para las próximas elecciones legislativas de 2.021.
Esto es realmente necesario, ya que se trata de una herramienta muy costosa y la nueva forma de relacionarnos con distanciamiento social para evitar grandes aglomeraciones, reafirma la idea de que no es momento indicado de continuar realizando las PASO.
Inclusive, en muchos casos, por medio de éstas no se resuelven nada, porque son los propios partidos políticos o frentes electorales, que en su gran mayoría directamente compiten con lista única, quedando, de esta manera, inutilizado el Sistema de Primarias, sin competencia intrapartidaria, y, en el peor de los casos representa una gran encuesta, sumado el descontento creciente de los ciudadanos que tiene que ir en reiteradas ocasiones a votar (algunos distritos hasta 4 veces).
Dada, la actual coyuntura general, debiera resultar, un trámite exprés en el Congreso Nacional.
El último año la partida presupuestaria significó para las cuentas nacionales un costo de alrededor de $4.500 millones de pesos, por lo cual dejar sin efecto las PASO, significaría reducir los costos de la política y una gran oportunidad para destinarla a recuperar al sector privado, que se encuentra seriamente dañado con una efectiva y real asistencia a la producción y al comercio, con la finalidad de repuntar sus actividades.
Muchas veces, los expertos auguran de la necesidad de ser más eficiente con el gasto público, que en Argentina resulta ser monstruoso y el resultado altamente deficitario.
Es importante destacar, que este tipo de discusiones hay que darlas en años no electorales que lógicamente contribuyen al logro de una democracia más sana y con reglas de juego claras y justas para todos.
El Estado Nacional erogando grandes sumas millonarias de dinero para intervenir a resolver las internas de unos pocos políticos no es justicia social y exigirle al sector privado restricciones, pero movilizar a millones de ciudadanos en una jornada tampoco es justicia social. Llevar adelante muchas elecciones tampoco significa más democracia ni mucho menos, mejores niveles de institucionalidad.
Sabemos que, por naturaleza, el sector privado compite permanentemente en los mercados de acuerdo a su rubro; pero el Estado también lo hace puesto que compite con los otros respecto a la calidad de las decisiones políticas que se toman.
Es momento de dar un salto de calidad y revalidar legitimidad, mostrando austeridad, responsabilidad y solidaridad.
No se trata de gastar más, se trata de gastar mejor. No se trata de tener un Estado Grande, se trata de tener un ESTADO FUERTE.