La joven fue víctima de un prejuicio: el médico creyó que se hizo un aborto.Eso quedó descartado y la mujer aún permanece internada sin diagnóstico.
Un médico del hospital Juan Domingo Perón, de Tartagal, -según consta en la denuncia pública y policial realizada- sometió a una humilde joven a la mayor indignidad y humillación al hacer que la muchacha de 18 años tuviera que cambiarse los apósitos, producto de una gravísima hemorragia ginecológica que estaba padeciendo, en la vereda del nosocomio.
El hecho, por el cual ninguna autoridad judicial actuó de oficio, al menos hasta el momento, para proteger los derechos de una mujer en situación de vulnerabilidad extrema, se produjo la semana pasada en el hospital Perón de Tartagal, entidad que este martes cambió de autoridades y aún nadie quiso responder a los requerimientos de este diario.
Clara Pistán es empleada doméstica y mamá de la joven de 18 años. Según recordó la mujer con mucho dolor, impotencia e indignación: «El viernes pasado, como a la 1 y media de la mañana llegamos al hospital Perón con mi hija a bordo de la ambulancia, que la fue a buscar porque era impresionante la hemorragia que tenía. Nosotros vivimos en el barrio Los Tobas y cuando llegamos la enfermera, al ver que mi hija se desangraba tanto, me dijo que agarre una toalla y que le ponga entre las piernas como si fuera un pañal, porque era imposible pararle la sangre».
La mujer recordó que a pesar del estado en que se encontraba la joven «no nos dieron ni una silla de ruedas, solo me dijeron que fuera por el ascensor al primer piso, que tome el pasillo hacia la mano izquierda y que busque a la enfermera para que la atienda a mi hija. A ella la dejé sentada en la sala de espera y cuando vino esa enfermera nos hizo entrar a un consultorio donde hacen ecografías. La enfermera me dijo: «Esperen acá yo voy a buscarlo urgente al médico de guardia'».
Clara recordó: «Frente al consultorio donde nosotros estábamos esperando estaba el médico de guardia durmiendo, el Dr. Parra. Hice que mi hija se acueste en la camilla hasta que vino este mismo médico, de muy mala manera, porque se vé que recién se despertaba, le colocó un gel en el vientre a mi hija; al momento me dijo que no podía ver nada en la eco y que esperemos una hora. Cuando me dijo eso le expliqué que la chica estaba perdiendo muchísima sangre, a lo que me respondió «yo no puedo hacer nada porque en la ecografía no se ve nada; tiene que esperar'».
«Saquénlas ya mismo de aquí»
Clara recordó que «después de decir eso se volvió a encerrar en el mismo consultorio donde estaba durmiendo y apagó la luz, mientras yo me quedaba con mi hija, que seguía perdiendo sangre, muy dolorida. En eso que esperábamos escuchamos los gritos de una parturienta, y para que mi hija, que se sentía tan mal, no se asuste le expliqué que era una mujer que estaba teniendo a su bebé. A los pocos minutos vino corriendo una mujer a los gritos llamándolo al doctor y diciéndole: «la chica tuvo el bebé en la cama’. Como yo sabía que el doctor Parra estaba durmiendo en la otra habitación le avisé. Parece que eso le molestó al médico, por lo que comenzó a gritar «y estas qué hacen acá, saquenlas a patadas ya mis mo».
«Yo solo le decía que no nos saque -recordó Clara- porque mi hija no podía estar sentada y seguía con muchísima pérdida desde hacía una hora y media; Parra se fue a atender a esa mamá que había tenido el bebé en la cama y cuando regresó -media hora despues- le pedí por favor que haga algo porque mi hija tenía muchos dolores, estaba asustada y me decía llorando «mamá me voy a morir».
La atribulada madre recordó que «yo también comencé a llorar mientras le imploraba al Dr. Parra que hiciera algo; en ese momento traté de tomarlo de la chaqueta porque parece que no entendía mi desesperación, a lo que me lanzó una trompada; yo puse el brazo porque si no la trompada la iba a recibir en el rostro. «Andá a pagar para que te hagan una ecografía si tenés tanto apuro’ me dijo mientras vi que subían dos mujeres de seguridad».
«No la dejen que grabe nada»
La mujer contó que «cuando mi hija salió del baño donde había ido para tratar de higienizarse, saqué el celular para grabar en el mismo momento en que llegaban esas dos mujeres de seguridad. El Dr. Parra no se preocupaba por el estado de mi hija, sino que les dijo a las dos mujeres: «tengan cuidado porque esta está grabando'».
Clara agregó: «Como pude la levanté a mi hija de la camilla y le dije: me voy a la policía. La mujer de seguridad en lugar de compadecerse me dijo que ella no era la única enferma. Bajé a mi hija como pude por la escalera mientras iba dejando toda la pared manchada con sangre. Cuando estábamos en la planta baja llegó mi madre y ella fue a comprarle pañalines que le tuvimos que cambiar en la vereda del hospital. Testigo de todo fue un policía que se acercó a nosotras y se fue a hablar con el doctor mientras nos decía que él iba a ocuparse. Cuando bajó me dijo que el médico le había respondido que la iba a atender pero que subiera sola a lo que por supuesto me negué».
Cuando eran casi las 4 de la mañana «fui a verla a mi patrona -una comerciante hija de un reconocido médico de Tartagal- y cuando regresamos con ella al hospital nos atendió una doctora. Cuando mi patrona preguntó donde estaba el Dr. Parra le dijeron que se había ido a la policía a denunciarme por agresiones. Como mi hija se desmayó por tanta hemorragia esa médica ordenó que la internen, que le coloquen sangre y que le hagan varios estudios y una biopsia, por lo que todavía está internada», refirió la humilde mujer.
«No se hizo un aborto»
«Para justificar su pésimo proceder, este médico le dijo a la doctora que la internó, que seguro mi hija se había hecho un aborto, cosa que con los estudios quedó totalmente descartado; todavía esperamos el diagnóstico, pero lo que sucede en ese hospital es espantoso, lo viví yo misma y si no fuera por mi patrona, mi hija se hubiera muerto desangrada». expresó.